El líder de La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, enfrenta un nuevo y contundente golpe judicial. Un gran jurado federal en Nueva York lo señaló de encabezar, durante décadas, una red de tráfico sexual y crimen organizado que operó al amparo de su poder religioso. A las acusaciones se suman delitos como producción de pornografía infantil y manipulación de pruebas, lo que eleva la gravedad del caso y coloca a la iglesia que dirige en el centro del escrutinio internacional.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, Joaquín García utilizó su posición como “apóstol” para reclutar, someter y abusar de mujeres, adolescentes y niños, valiéndose de doctrinas religiosas que presentaban el sometimiento como un acto de fe. La acusación también alcanza a cinco presuntos cómplices, entre ellos su madre, quienes habrían operado como parte de una estructura diseñada para silenciar víctimas y garantizar la impunidad del líder espiritual.
Mientras Joaquín García ya cumple una condena en California por delitos de abuso sexual, esta nueva imputación lo acerca a una posible sentencia de cadena perpetua. En paralelo, el Departamento de Justicia confirmó arrestos en Los Ángeles y Chicago, así como la búsqueda de otros integrantes de la red que permanecen prófugos, presuntamente en México. La investigación, sostienen fiscales federales, se sostiene en testimonios de víctimas que rompieron el silencio a pesar de amenazas y coerción espiritual.
El caso marca un punto de quiebre para La Luz del Mundo, que con millones de feligreses en México y Estados Unidos ha defendido reiteradamente la inocencia de su dirigente. Sin embargo, el nuevo expediente abre un frente judicial de mayor escala, con implicaciones que trascienden el ámbito religioso y colocan en entredicho la estructura de poder de una de las iglesias más influyentes de América Latina.