Puebla, Pue. — Lo que debió ser una jornada de cierre académico y de propuestas terminó en un episodio lamentable. La rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Lilia Cedillo Ramírez, fue agredida al salir del Edificio Carolino, donde un grupo de personas le lanzó objetos y bebidas mientras intentaba retirarse del recinto.
El hecho, registrado frente a estudiantes y simpatizantes, encendió la indignación de la comunidad universitaria. Más que un acto espontáneo, las expresiones de violencia han sido leídas como la reaparición de intereses políticos enquistados en la institución, que buscan empañar un proceso electoral que debería resolverse con ideas y propuestas, no con agresiones.
En medio de empujones y gritos, la rectora logró resguardarse sin lesiones, pero el ataque deja un mensaje preocupante: la falta de civilidad en sectores que se resisten a perder privilegios y que utilizan la confrontación como estrategia. La BUAP, pilar de la educación pública en Puebla, merece un ambiente de respeto y altura de miras, no la reproducción de prácticas que dañan su credibilidad.
La comunidad académica y estudiantil exige que el proceso electoral universitario, cuya votación se realizará en los próximos días, se lleve a cabo con seguridad, transparencia y dignidad, evitando que la violencia se normalice como instrumento de presión en la vida institucional.