Lo que comenzó como un presunto asalto en la zona de El Nopalito, en los límites de Puebla capital y Cuautlancingo, terminó desatando la furia de los pobladores. Dos hombres, señalados por la comunidad, fueron retenidos y golpeados en medio de un ambiente de creciente tensión. La respuesta de las autoridades no tardó en llegar: policías estatales, municipales e incluso elementos de la Marina activaron el protocolo contra linchamientos para frenar la violencia.
A pesar del despliegue, la intervención no logró evitar la tragedia. Uno de los hombres murió en el lugar a consecuencia de las agresiones, mientras que el segundo fue rescatado con vida y trasladado a recibir atención médica, antes de ser puesto a disposición del Ministerio Público. La escena, marcada por la indignación social, evidenció la delgada línea entre el hartazgo ciudadano y la aplicación de la justicia por cuenta propia.
El gobierno del estado condenó los hechos y reiteró que la violencia comunitaria no es el camino. En un llamado directo a la población, exhortó a confiar en las instituciones encargadas de la seguridad y justicia. Asimismo, reafirmó su compromiso de trabajar en coordinación con los municipios y la Federación para mantener la paz y el respeto a los derechos humanos en Puebla.