Hemos visto dentro del mundo de los negocios de los últimos años como la digitalización, la inteligencia artificial o las nuevas formas de consumo han obligado a las empresas a moverse más rápido de lo que imaginaban. La disyuntiva es clara: adaptarse o empezar a desaparecer. En este proceso, la educación continua y la consultoría empresarial se han vuelto un par indispensable.
La educación continua ofrece lo que todo empresario necesita: conocimiento fresco, actualizado y útil. Un diplomado en finanzas, un curso de marketing digital o un seminario sobre seguridad o sostenibilidad pueden marcar la diferencia al momento de tomar decisiones. Pero seamos honestos, con aprender no basta. El verdadero reto está en aplicar ese conocimiento, y ahí es donde el consultor cobra un papel esencial.
Un buen consultor no solo da consejos, acompaña, cuestiona, aterriza las ideas y mide resultados. En otras palabras, traduce la teoría en acciones concretas. Al fin y al cabo, la innovación ocurre en la planta de producción, en el tablero de decisiones o en la pantalla de una tienda en línea.
Ejemplos hay muchos. LEGO es uno de ellos. La compañía danesa que a inicios del siglo parecía condenada a desaparecer, logró reinventarse gracias a la capacitación de su personal y al trabajo de consultores externos que le ayudaron a reordenar sus prioridades. Por otro lado, Kodak, Blockbuster, y Nokia pueden ser recordatorios incómodos de lo que puede pasar cuando una empresa no escucha ni se atreve a actualizarse.
¿Y en Puebla? La historia se escribe todos los días en cientos de micro, pequeñas y medianas empresas. Muchas de ellas luchan por sobrevivir en mercados globalizados donde la competencia no perdona. Con orgullo, me atrevo a decir que la educación continua de la UDLAP responde con creces a las necesidades reales de las organizaciones. Hoy Puebla necesita mirar hacia adelante. A pesar de la importancia de la industria manufacturera en la entidad con el 26% del PIB estatal, esta se ha mantenido prácticamente estable durante todo el siglo XXI. La educación continua y la consultoría no son un lujo, son la base para sostener un tejido empresarial fuerte, capaz de generar empleos y abrirse al mundo. Va a ser difícil poder competir de manera global ante los niveles de informalidad actuales en el estado y una modernización, me atrevo a insistir, puede darse con la adecuada educación y seguimiento. En este terreno, la UDLAP tiene mucho que aportar.